En el ciclo de refrigeración de un equipo cualquiera de aire acondicionado, circulan gases refrigerantes que sirven para reducir o mantener la temperatura de un ambiente por debajo de la temperatura del entorno (para ello se debe extraer calor del espacio y transferirlo a otro cuerpo cuya temperatura sea inferior a la del espacio refrigerado, todo esto lo hace el refrigerante) que pasa por diversos estados o condiciones, cada uno de estos cambios se denomina procesos.
El gas refrigerante comienza en un estado o condición inicial, pasa por una serie de procesos según una secuencia definitiva y vuelve a su condición inicial. Esta serie de procesos se denominan "ciclo de refrigeración”. Posteriormente se han encontrado otras soluciones para sustituir los anteriores refrigerantes, son conocidas con el nombre de "refrigerantes verdes", como el R-407C, el R-134A y el R-410A.
Hemos asistido, desde hace algunos años, a un debate considerable sobre los efectos de la liberación de los refrigerantes en la atmósfera, y su incidencia sobre el cambio de la capa de ozono que protege la Tierra de los rayos UV del sol. Estos debates se centraron sobre los efectos nefastos de los refrigerantes como CFC, que se prohibieron más tarde. Los problemas provocados por CFC están unidos al hecho de que contienen componentes de cloro (Cl), que son responsable de la destrucción del ozono (O3). El Protocolo de Montreal, acuerdo internacional para la protección de la capa de ozono, especificó en sus directivas, primero la eliminación de los clorofluorocarburos (CFC) de mayor contenido en cloro y ahora, la retirada gradual de los HCFC.
Se encontró una solución intermedia para sustituir CFC: EL HCFCS, por ejemplo R22. Este refrigerante posee un nivel bueno de funcionamiento y es muy eficaz. Pero aunque R22 es con mucho, menos agresivo, todavía posee moléculas de cloro. La amenaza para la capa de ozono, aunque es ínfima, permanece sujeta a una reglamentación muy estricta. En Europa, la producción de R-22 se ha ido reduciendo progresivamente desde 2004, prohibiéndose definitivamente en 2015.
Se encontró una solución intermedia para sustituir CFC: EL HCFCS, por ejemplo R22. Este refrigerante posee un nivel bueno de funcionamiento y es muy eficaz. Pero aunque R22 es con mucho, menos agresivo, todavía posee moléculas de cloro. La amenaza para la capa de ozono, aunque es ínfima, permanece sujeta a una reglamentación muy estricta. En Europa, la producción de R-22 se ha ido reduciendo progresivamente desde 2004, prohibiéndose definitivamente en 2015.
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